«Los padres desean lo mejor para sus hijos, pero al guiarles y enseñarles sin fomentar su independencia, pueden hacerlos más influenciables. Es crucial promover una autoestima saludable y la autonomía desde la infancia para que los niños desarrollen su propio criterio y no se dejen manipular por otros».
Los padres desean lo mejor para sus hijos. Se esfuerzan en guiarlos y enseñarles todo lo que saben para que crezcan de manera saludable y adquieran las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo.
El problema surge cuando, sin darse cuenta, los adultos crían a sus hijos de tal manera que estos se dejan influir demasiado por ellos. En otras palabras, al educar a sus hijos, los padres no perciben que un niño fácilmente influenciable en el hogar puede llevar esta debilidad a otros entornos en los que se desenvuelve.
Cuestión de autoestima
Los primeros años de vida de un niño son cruciales para el desarrollo de una autoestima saludable. Es fundamental fomentar en los niños la seguridad en sí mismos y el sentido de valía necesarios para que alcancen la autonomía e independencia. De este modo, podrán ser auténticos, no se dejarán influenciar por otros y alcanzarán éxitos en sus vidas.
En la infancia, encontramos niños que desean hacer todo «solitos» y son tan «independientes» que, en muchas ocasiones, hacen perder la paciencia a sus padres.
Por otro lado, hay niños que se dejan guiar sin poner objeciones ni hacer valer sus opiniones. Aunque esta actitud pueda facilitar el proceso de crianza para los padres, a largo plazo será más perjudicial para el niño, ya que podría estar reprimiendo sus sentimientos y, en el futuro, volverse más manipulable.
La preadolescencia como factor desencadenante
En la preadolescencia, los niños sienten una fuerte necesidad de integrarse en grupos de iguales. Es en este momento cuando aparece la presión de grupo, convirtiéndose en un factor principal para la activación de la influencia y la manipulación.
Los niños que han sido independientes desde pequeños, ya sea por una capacidad innata de liderazgo o porque han sido educados en la autonomía, serán capaces de influir sobre otros dentro de los grupos de iguales.
Además, aquellos niños acostumbrados a ser liderados e influenciados por sus padres tenderán a dejarse llevar por las ideas del líder del grupo para ser aceptados cuando intenten formar parte de estos grupos.
Que pueden hacer los padres para que sus hijos no se dejen influir
Pese a los valores que el niño reciba en casa, o que las influencias que reciba el niño en su grupo de iguales puedan ser buenas o malas, los padres han de enseñar a sus hijos a manifestar su propio criterio y fomentar su autoestima de la siguiente manera:
1.- Fomentar su sentido de pertenencia dentro de la familia para que pueda valorar positivamente lo que tiene
2.- Educar con firmeza y flexibilidad. Es importante que tus hijos sepan que en casa hay unas normas y unos límites bien establecidos pero si todos están de acuerdo serán flexibles en momentos puntuales
3.- Valorar sus opiniones y respetarlo.
4.- Promover una comunicación adecuada para que sienta la seguridad de poder contar sus problemas y aclarar sus dudas
5.- Si el niño se deja llevar por malas influencias deberás hacerle ver que sus actos tendrán consecuencias negativas
6.- Enseñar al niño a negociar y que desarrolle su liderazgo
7.- Que el niño sepa que además de decidir por él mismo puede contar con sus padres en todo momento
8.- Fomenta la individualidad y la autonomía del niño. Para ello, los padres serán ejemplo de sus hijos y mostrar la importancia que cada uno tiene como persona única.
9.- Evitar enfrentarle a sus amigos. Si se critica a sus amigos o se intenta alejarle de su grupo se pueden volver más intransigentes y ponerse a la defensiva